Description
Todavía hay un pequeño remanente del pueblo de Dios que desea con todo su corazón vivir libres del implacable tormento de la pasión carnal desenfrenada. Estos son cristianos que han aprendido por experiencia la terrible esclavitud que los pecados de la codicia sensual infligen en la vida espiritual. Los auténticos siervos de Dios que, como el apóstol Pablo, reconocieron la costosa devastación de este mal y anhelaron sinceramente vivir libres de él. Jesús habló de la asombrosa emancipación de la opresión que se brinda a quienes lo aman y buscan servirlo en santidad y pureza de cuerpo, alma y espíritu. ~ “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8.34-36).